Cada vez con más fuerza, la imagen digital va ganando un lugar entre las expresiones artísticas. Quienes mejor cultivan esta técnica son aquellos que ya practicaron el dibujo, la pintura y demás artes tradicionales. Eso es lo que pasó con Alejandro Gómez Tolosa.
En los 90 estaba en Bruselas, estudiando grabado en metal, cuando comenzó a incorporar el collage fotográfico con los escasos medios que tenía al alcance: fotografías tipo carnet -de sí mismo- y fotocopias, para componer la chapa de impresión. Así hizo 17 exposiciones en Europa, junto a otros artistas latinoamericanos. Ahora cuenta con cámara y con medios digitales de última generación, pero el principo es el mismo, aclara. Ya ganó premios en el país y en el extranjero.
En las obras de Gómez Tolosa aparecen imágenes contundentes, como la castración femenina en el Africa, la homosexualidad ante la censura de la Iglesia, el papa Benedicto XVI junto al cuerpo de un niño violado, o un collage con reproducciones de la mirada de Antonio Bussi. El artista, siempre interesado en los temas sociales y los derechos humanos, transitó diversas técnicas desde que se graduó en la UNT, pero fue en Europa donde definió su pasión por el grabado ligado a la fotografía y esto lo llevó luego a descubrir el arte digital. Con una paleta de colores y una gama de pinceles que le ofrece un software informático, crea pinturas y las plasma en un lienzo, tal como lo hace un pintor tradicional. Así obtuvo reconocimiento, aunque todavía no consiguió insertar esta técnica en los programas de la Facultad de Artes, donde enseña dibujo y grabado.
"Me interesa lo visceral del arte del barroco, traerlo a la actualidad mediante la técnica del arte digital, que se parece mucho al grabado en el sentido de que se deben respetar etapas para obtener un buen resultado -explicó-. El grabado siempre ha estado tomando las nuevas tecnologías. Actualmente podemos hablar de grabado digital. La matriz no es la madera ni el metal, sino una matriz digital que está en la computadora y que permite obtener originales con una impresora o con un plotter".
El tatuaje de un mantra en su brazo es testimonio de la época en que adhirió al budismo. El escorpión tatuado en el cuello alude a su signo del Zodíaco. "En mis últimas obras hay una transformación de la materia fotográfica en materia pictórica, por medio de un programa (Painter)
que permite imitar medios naturales. Es como trabajar con un pincel y pintando con óleo o con otros materiales, en un lienzo -señaló-. Este tipo de obras es el que voy a exponer en una muestra, en junio. Hay una serie de retratos, donde la persona aparece junto a su 'doppelgänger' (gemelo malvado), que lo he creado mediante el desdoblamiento facial”.
Gómez Tolosa utiliza casi siempre la figura humana, especialmente su propio retrato, para experimentar. “Muchas veces inserto esa figura en obras donde lo barroco está teñido de teatralidad, porque me gusta crear dramatismo a través del color y la iluminación -dijo-. Muchas obras han sido concebidas como una especie de naturaleza muerta, actual, pero con un sentido y un estilo barroco”.
El artista lamenta que –a nivel académico- en Tucumán todavía lo digital sea visto como algo ajeno al arte. “En la facultad hay una tecnofobia. Lo tecnológico es visto como algo inasible, complicado para el aprendizaje. Hay un recelo contra algo que no es totalmente manual, en apariencia, y creen que sólo con apretar un botón aparece la obra. A mis alumnos trato de explicarles que la disciplina, el trabajo que lleva la técnica digital es tanto o más compleja y exigente que la práctica tradicional de pintura, escultura o grabado -remarcó-. Ese fantasma de que la computadora deshumaniza la obra, hace rato que demostré que no es así. Uno puede hacer cosas que no podría con otra técnica. Y no hay ningún botón mágico que pueda generar una obra con sólo apretarlo”.